Reseña
 

“Pedagogía de la ternura” Paulo Freire

La Pedagogía de la Ternura es el concepto eje de esta obra y tiene la pretensión de que el docente, los directivos y supervisores de la educación, reflexionen y decidan actuar, en función de una educación verdaderamente integral y no sólo de simple retórica, palabrería o programa electorero. El maestro o la maestra y la calidad de la educación, sostiene la obra, son lo que son en función de la ternura y así mismo, será la pedagogía que utilicen con los niños y las niñas. La educación es básicamente, no únicamente, entiéndase bien, un acto de amor y de ternura, por ello se ha querido escribir estas páginas, para que los educadores y educadoras piensen, sientan, reaccionen y apliquen, lo mejor que puedan, sus reflexiones y enseñanzas. Temas como los anteriores y otros que enriquecerán la práctica pedagógica en el aula y en la escuela, son los que desarrolla esta obra, en los once capítulos que la constituyen.
El maestro o la maestra y la calidad de la educación, sostiene la obra, son lo que son en función de la ternura y así mismo, será la pedagogía que utilicen con los niños y las niñas. La educación es básicamente, no únicamente, entiéndase bien, un acto de amor y de ternura, por ello se ha querido escribir estas páginas, para que los educadores y educadoras piensen, sientan, reaccionen y apliquen, lo mejor que puedan, sus reflexiones y enseñanzas. Temas como los anteriores y otros que enriquecerán la práctica pedagógica en el aula y en la escuela, son los que desarrolla esta obra, en los once capítulos que la constituyen. La educación es básicamente, no únicamente, entiéndase bien, un acto de amor y de ternura, por ello se ha querido escribir estas páginas, para que los educadores y educadoras piensen, sientan, reaccionen y apliquen, lo mejor que puedan, sus reflexiones y enseñanzas. Temas como los anteriores y otros que enriquecerán la práctica pedagógica en el aula y en la escuela, son los que desarrolla esta obra, en los once capítulos que la constituyen.
"Hablar de pedagogía de la ternura corre el riesgo, como todo en la vida, de devenir una banalidad, un eslogan, una tarjeta de presentación aceptable. Tanto más buscada cuanto que puede funcionar como un mecanismo de compensación a la cultura de la modernidad heredada y que en nombre de la razón terminó relegando la subjetividad y en su combate contra el romanticismo, instaurando cierto neoestoicismo, o como señaló en 1919 el II Congreso Pananericano del Niño, el ideal de niño es que sea "robusto, sano y viril".
Sin embargo, la ternura para nada es apenas un refugio ante sociedades de la violencia institucionalizada; la ternura, en particular en el ámbito familiar, está llamada a convocarnos en torno a otros paradigmas de las relaciones sociales, de la vida interpersonal. Pero muy en especial, la ternura debe ser entendida como una virtud política, como un componente insoslayable de nuestra práctica educativa familiar, profesional sea cual fuere ésta.
Ciertamente que de ello dependerá que con menos desgarramientos logremos que la vida familiar, escolar, comunitaria exprese el eros pedagógico y el agape convivial, necesarios para construir sin pausa identidad, responsabilidad social y solidaridad. La solidaridad es la ternura de los pueblos dijo con razón Tomás Borges y añadiríamos, de las parejas, de las familias, de las colectividades societales".


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